Los protones son partículas cargadas positivamente que pueden controlarse con precisión para liberar su energía exactamente en el tumor, minimizando la irradiación de tejidos sanos cercanos. A diferencia de los fotones, que liberan energía tanto antes como después del tumor, los protones liberan la mayor parte de su energía en el tumor mismo (pico de Bragg), reduciendo así el daño a los tejidos circundantes.